Y si no les gusta el pan, ¿por qué no comen pasteles?

Un hombre que aportó ligereza al dulce, elegancia a lo salado, desvirtuando el concepto de amargor en la pastelería, para aportar profundidad en sus creaciones.
Sus creaciones surgieron a mediados del siglo XX, hijo de una familia de cocineros, comentó «Si el mundo puede dejar de comer pan, es que puede estar dispuesto a comer pasteles», a partir de aquí diseño un mundo de sueños en la época, diseñó y creó la pastelería de autor, un ensayo de lo que en la década de los setenta vendría a ser la nueva cocina de Paul Bocusse. Una revolución de las costumbres gastronómicas y de los usos culinarios con la vista puesta en el mercado, la cabeza en la técnica, y la imaginación, en lo que estaba apunto de ser el diseño y el estilismo en las cosas del comer.

Hizo más suelta la crema, aireó la espuma de chocolate y llevó la elaboración de la mantequilla a un compromiso de vanguardia. Utilizando su bicicleta se encargaba personalmente de colocar en cualquier mesa y lugar los pasteles recién elaborados.
En el París de 1971 abrió una escuela para maestros pasteleros, donde hizo de la respostería una adicción.
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