
EL alma del restaurante está en la cocina, pero la cara, el ojo y el corazón pertenecen a la sala.
Un buen servicio puede salvar una comida regular pero ni el mejor de los ágapes deja buen sabor de boca si ha fallado la atención al cliente. También está demostrado que el hecho de que la gente vuelva o no a un restaurante esta condicionado, en un altísimo porcentaje, al trato que han recibido.
Saber llevar un buen servicio es controlar el ritmo, como si fuera un partido de futbol o aljedrez, y hablo de mi profesión con muchos conocimientos de causa y y un gran respeto.
La mayoría de los estudiantes de hostelería se decantan por la cocina, auque sea un oficio duro y muy competitivo, su interés por lo que sucede en la sala parece limitarse a soñar con aparecer en ella, vestidos de blanco, para recibir los parabienes de los clientes. Es tanta la desproporción en alumnos de cocina y alumnos de sala que las escuelas de hostelería, las que tienen menos capacidad de reacción y actúan sobre la marcha en función de la demanda, han dejado de crear módulos y contratar profesorado para impartir unos conocimientos que no interesan a los alumnos.
La técnica de servicio de sala es muy amplia, a decir de los expertos. Y según parece, los clientes somos una fuente inagotable de información. Un profesional sabe reconocer al primer golpe de su vista a la persona contrariada, a la eufórica, a la desganada, y sobre todo, si tiene o no mucho tiempo para dedicar a la comida, y disfrutar de ella
Con mi experiencia profesional dedicándole ese amor al oficio, soy feliz y capaz, y cada día es posible hacer más cosas en un profesión que voy sumando carencias a pasos agigantados, reconducir un mesa, que tanto ejercer de abogado del diablo para que, a través de la atención, del servicio, de la elección del vino, de los platos y el postres, aquella pareja que ha entrado con el ceño fruncido comience a sonreír, entran siempre con la distancia sin intromisiones, crear una atmosfera propicia para que el cliente se sienta acogido… es un logro tremendo en parte es técnica, y en otra parte sabiduría, un conocimiento inagotable producto de la observación, porque un cliente cuando entra por la puerta ya esta ofreciendo paginas y paginas de información, y por eso hablo de la sabiduría
Pocas habilidades exigen para formar parte de un equipo de sala, no digamos ya para servir en una terraza o un bar clásico de playa o atender una barra, se diría que bastan una buena presencia, algún idioma y como valor añadido el factor humano ,la sonrisa al cliente…
¿Los clientes siempre tienen razón?
Por supuesto que no, los habrá buenos, regulares y pésimos clientes, mesas complicadas que podrán a prueba la pericia y paciencia de los camareros, pero como jefe de sala, cada vez mas personal de sala que descuida sus obligaciones y deja un mal sabor de boca a los comensales.
Choukri laachiri temsamani ( SUCRE)
Jefe de sala limonar 40
Después de leer este artículo, hoy me acuesto admirando a una persona más.
Gracias Choukri