En un pequeño pueblo costero de nuestra querida Málaga, se entremezclan al ritmo de los músicos de Chambao, tradiciones y espontaneidad turística que lo impregnan de una dulzura única, como bien recoge su nombre: Arroyo de la Miel. Allí se confabularon circunstancias donde la afamada Ley de Murphy sería amiga para a través del Vino unir a personas, entorno a una cocina de sentimiento y una música que emociona, probablemente cualquier botella querría estar presente, porque un vino no puede sentirse más a gusto. Un relato de una soñadora, de una luchadora y sobre todo amiga de sus amigos, un placer para akataVino.es y sus lectores, porque adelantamos que van a disfrutar…
Un relato de Montse PascualUna noche…
El caldo para regar tan exquisito plato consistió en Cava Catalán de las Bodegas Gramona, cedido por nuestro gran amigo Toni Pérez, Director Comercial de tan premiada y preciada firma, que tras recorrer kilómetros, llegaba esa misma noche para disfrutarla en compañía de los que nos consideramos sus amigos. Amenizarían voluntariamente la velada, otras dos grandes personas, nuestros “niños” – como familiarmente nos gusta llamarlos a mi marido, Ernesto y yo-, Tony Cantero a la guitarra acompañada con su melodiosa voz, y Roberto Cantero, al Saxo y Flauta, grandes artistas ambos donde los haya, y por su grandeza artística, son parte del alma del conocido grupo malagueño Chambao. Por su parte, nuestra pequeña Paola, también asistente, que aportó a esa noche, ingredientes tan necesarios y tan escasos en estos tiempos que corren, como la ternura y el frescor, que sólo pequeños ángeles sin alas llevan inherentes en sí mismos.
Ya estábamos todos, y todos juntos disfrutaríamos. Parecía que iba a ser una noche amena y divertida. Amigos de siempre, charlas oficiosas, buenas viandas, buen cava… y una cena elaborada con cariño, en un lugar confortable… un restaurante de todos.
Una noche más.
Como todo lo que se planifica, antes de comenzar, hubo cambios, afortunadamente como luego resultó. Casualmente se encontraba por allí, Javier Azcona, amigo, cuya afinidad con el mismo surgió desde el principio de conocernos, especialmente con mi marido, la buena mesa y los vinos, diálogos interesantes y una ironía especial, los hace casi gemelos. A su vez se encontraban con dos amigos suyos, Gema y Antonio Jesús, a los que tuvimos el placer de conocer en ese momento y sin embargo, cinco minutos de charla con ellos, tras la presentación, era como si nos conociéramos de siempre. Son de ese tipo de personas que especialmente te llaman la atención, por sus conocimientos extraordinarios en alguna materia, su sencillez y emotividad.
Todos unidos por la exquisitez en la degustación de buenos vinos, de lo que han hecho algo más que un entretenimiento, una sensación, os recomiendo Akatavino, donde la imaginación unida al paladar os hará conocer el mundo. Ambos se unieron a la cena.
Asistieron también, otros conocidos de esa noche, ………., afables y cercanos, hicieron esa velada más completa. Y como olvidar a Loreto, bella mujer por fuera y por dentro, es novia de Javi, el hermano de Manrique, ya los nombré al principio. Fue esa noche la compañera incansable de la pequeña Paola que no la dejó ni a sol ni a sombre, y con la que le une una relación especial, como si de un imán se tratara.
Esos encuentros casuales que llevaron a nuevos conocidos a una única mesa, unidos todos por el saber estar, buen comer, buen beber y coloquialidad, hizo que la cena se tornara más numerosa.
Una noche diferente.
Con esa excelente mesa y los comensales ubicados de forma desordenada, amigos con conocidos de anterioridad y a su vez con desconocidos hasta ese momento, entre risas y emociones todos tuvimos la suerte de magnificar nuestros cinco sentidos: observamos un arcoíris de colores en la exposición de los ingredientes de la fabulosa cena, apreciamos los aromas de especies intensas respirando el perfume desprendido de las pasas y la canela, degustamos los sabores de nuestra tierra, también de una tierra hermana de origen, en nuestra boca se mezclaba lo agrio-dulce de los alimentos y las chisposas burbujas del cava helado que también apreciamos con el tacto, al tomar las copas frías, escaparate de tan fabulosa bebida. Por último, la música de la flauta que acompañaba una voz perfectamente melódica, canciones de siempre, conocidas y compartidas por todos, calaba en los corazones asistentes a través de nuestros oídos, creando una armonía perfecta.
Una noche mágica.
Camino de casa, sensaciones extraordinarias confluían… nuevas amistades, nuevos sabores, nuevos sentimientos, nuevas satisfacciones… todo gracias al buen yantar y beber.
Una noche inolvidable.
A mi marido y a mi hija que me acompañaron, a mis amigos de siempre que me alegraron y a mis nuevos amigos de aquella noche que me emocionaron… Gracias.
Galería Fotográfica de los mejores momentos de la NOCHE by akataVino wineXtreme © 2013
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